Citas
Dignidad y lucha de las mujeres
Desde el grupo de HOAC Ubrique, queremos preparar la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el 8 de Marzo. En esta entrada, resumimos un interesante artículo de Teresa García Gómez en la revista ¡Tú!, editada por HOAC. Puedes leer el artículo completo aquí.
La mujer ha sido relegada históricamente en todos los ámbitos, también en el laboral. El paro y la precariedad tienen hoy rostro de mujer. La segregación ocupacional (empleos de chicas y de chicos) y las diferencias salariales siguen ahí.
(…) Buena parte del empleo femenino se ha concentrado en unos pocos sectores económicos que, no por casualidad, presentan peores condiciones de trabajo y salarios menores, como el comercio minorista, la hostelería o la limpieza.
La incorporación de la mujer al trabajo no ha tenido, sin embargo, el efecto de equilibrar el reparto del trabajo doméstico. Las mujeres le dedican una hora más al día. (…)
El criterio que rige la concepción del trabajo donde se prima la producción y el máximo beneficio ante la vida y la dignidad de las personas, pretende naturalizar unas actitudes y un sistema económico que acrecientan las desigualdades sociales y laborales entre los hombres y las mujeres.
En pleno siglo XXI, continúa la violencia verbal y física que padecemos las mujeres y que lleva a grandes feminicidios (crimen de odio: el asesinato de una mujer por el hecho de serlo), sobre todo en un contexto cultural discriminatorio, es decir, en los sectores más pobres y desprotegidos.
«Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente», se puede leer en Evangelii gaudium.
Bien claro lo dijo Francisco: «La Virgen María era más importante que los apóstoles, los obispos, los diáconos y los sacerdotes. La mujer, en la Iglesia, es más importante que los obispos y los sacerdotes; el cómo es lo que debemos intentar explicitar mejor» (Conferencia de prensa del Papa durante el vuelo de regreso a Roma, 28 de julio de 2013).
Es una ardua y complicada tarea que requiere un gran esfuerzo para cambiar actitudes empresariales machistas por actitudes de respeto, una economía que mata y excluye por una economía de comunión y cuidado, una mentalidad patriarcal por un trato entre iguales.
Requiere una conversión personal que nos haga abrir los ojos a las dificultades de las demás acompañando en la precariedad y de la implicación de una comunidad cuidadora que proteja y procure el bien común.
(Artículo de Teresa García Gómez en ¡Tú!). Puedes leerlo completo aquí.
Semana de la mujer, incansable trabajadora
Esta semana culminará el domingo 08 de marzo con la celebración del Día Internacional de la Mujer. Para calentar motores, compartimos aquí algunas reflexiones del Papa Francisco en su exhortación apostólica “La Alegría del Evangelio“:
Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva (…) en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia, como en las estructuras sociales (E.G. 103)
En la Iglesia, las funciones no dan lugar a la superioridad de los unos sobre los otros. De hecho, una mujer, María, es más importante que todos los obispos. (…) Los pastores y teólogos podrían ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman las decisiones importante, en los diversos ámbitos de la Iglesia (E.G. 104)
Trabajo a cualquier precio
(Artículo de Antonio Hernández Carrillo, publicado en el ¡TÚ! del mes de febrero)
En este asunto del trabajo hemos llegado a no extrañarnos de nada. Que si gano tres euros la hora, que si para trabajar por cuenta ajena me tengo que hacer autónomo, que si trabajo doce horas con un contrato de media jornada, que si no tengo ningún tipo de contrato, que si trabajo dos horas a la semana cuando me llame la empresa, que si el seguro no me cubre cuando no puedo ir por enfermedad al trabajo, que si… “pero, tengo trabajo” (como si no importatra para nada toda esa retahíla).
Es decir, que teniendo trabajo parece como si todo estuviera resuelto. Las circunstancias, las condiciones, las formas, la retribución, etc. “no tengo más remedio que aceptarlas”. ¿Qué suele pasar al trabajador o trabajadora que se atreve a protestar ante esas condiciones tan antiobreras? Dos cosas a cuál más horrorosa: que se le echa a la calle o que sigue trabajando en esa deshumanización viviendo amargado, aplastado, humillado… pero sin rechistar. Su actividad, desde luego, no es vida ni colaboración, ni realización personal.
¿Qué dice Jesucristo y su Evangelio de todo esto, a veces vivido tan inconscientemente y tan sin salida?
“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10, 10), dice el Maestro siempre dispuesto a entregar su vida, y a que la vida prevalezca sobre todo (Marcos 3, 4) porque para él Dios no es un dios de muertos, sino de vivos (Marcos 12, 27). Jesús de Nazaret es la vida (Juan 1, 4), la luz de la vida y el pan de la vida.
Cuando el trabajo no es vida, sino todo lo contrario, ¿qué podemos decir y qué podemos hacer? Ésta es la pregunta que continuamente debemos provocar desde nuestra conciencia humana y cristiana.
Por desgracia, en las circunstancias actuales (no siempre, pero con demasiada frecuencia) se está viviendo y sufriendo a cualquier precio algo tan sagrado como es el trabajo.
Gritemos: ¡trabajo sí, pero no a cualquier precio!
18 Enero: Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado
A la globalización del fenómeno migratorio hay que responder con la globalización de la caridad y de la cooperación, para que se humanicen las condiciones de los emigrantes. Al mismo tiempo, es necesario intensificar los esfuerzos para crear las condiciones adecuadas para garantizar una progresiva disminución de las razones que llevan a pueblos enteros a dejar su patria a causa de guerras y carestías, que a menudo se concatenan unas a otras.
A la solidaridad con los emigrantes y los refugiados es preciso añadir la voluntad y la creatividad necesarias para desarrollar mundialmente un orden económico-financiero más justo y equitativo, junto con un mayor compromiso por la paz, condición indispensable para un auténtico progreso.
Mensaje para la 101 Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado
Papa Francisco
Dios promueve salvación desde las periferias
Todos los detalles del nacimiento del Hijo de Dios coinciden en actuar desde las periferias para salvar a todos.
El anuncio del nacimiento de Juan Bautista acontece en Jerusalén, la capital de Israel, centro político y religioso del pueblo judío. El nacimiento de Jesús se anuncia en un pueblo desconocido de las montañas de Galilea; una aldea sin relieve alguno, llamada Nazaret, de donde nadie esperaba que saliera algo bueno. Años más tarde, los pueblos humildes acogerán el mensaje de Jesucristo, mientras que Jerusalén lo rechazará. Siempre son los pequeños e insignificantes los que mejor entienden la Buena Noticia de Dios.
El nacimiento de Juan Bautista tiene lugar en el espacio solemne y sagrado del templo. El de Jesús en una casa pobre de una aldea. Años más tardes, Jesús se hará presente donde la gente vive, trabaja, goza y sufre. Vive entre ellos aliviando el sufrimiento y ofreciendo el perdón del Padre. Dios se ha hecho “carne” no para permanecer en los templos, sino para “poner su morada entre los hombres” y compartir nuestra vida. El anuncio del nacimiento de Juan Bautista lo escucha un “varón” venerable, el sacerdote Zacarías, durante una solemne celebración ritual. El anuncio del nacimiento de Jesús se le hace a María, una “adolescente”. No se indica dónde está ni qué está haciendo: ¿a quién puede interesar el trabajo de una mujer? Sin embargo, Jesús, el Hijo de Dios encarnado, mirará a las mujeres de manera diferente, defenderá su dignidad y las acogerá entre sus discípulos.
El Salvador del mundo no nace como fruto del amor de unos esposos que se quieren mutuamente. Nace como fruto del Amor de Dios a toda la humanidad. Jesús no es un regalo que nos hacen María y José. Es un regalo que nos hace Dios.
Compromiso ético para desenterrar la justicia #EditorialNNOO
Nuestra sociedad se parece cada vez más a una ciudad que tras un terrible bombardeo ha quedado reducida a un montón de escombros. Nuestro edificio social es un montón de escombros bajo el que está enterrada la justicia. Bajo los escombros están los derechos de muchas personas, el derecho a ser y vivir de las personas, de los pobres.
El bombardero que ha tirado las bombas que han causado este destrozo humano es el de la idolatría del dinero, la institucionalización social del afán de enriquecerse a toda costa.(…) La idolatría del dinero se expresa en políticas que generan desigualdades crecientes y no atienden las necesidades sociales y de los empobrecidos, porque dan prioridad a la acumulación de riqueza por unos pocos, en la falsa convicción de que ese comportamiento generará crecimiento económico que, antes o después, alcanzará a todos.
Las políticas y la corrupción que responden a la idolatría del dinero han impulsado en los comportamientos institucionales un individualismo atroz, que desplaza al bien común, la solidaridad y la comunión social. (…) En este contexto, como dice el papa Francisco, «la ética suele ser mirada con cierto desprecio burlón. Se considera contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder. Se la siente como una amenaza, pues condena la manipulación y la degradación de la persona. En definitiva, la ética lleva a un Dios que espera una respuesta comprometida que está fuera de las categorías del mercado» («La alegría del Evangelio», 57).
Pero, precisamente por eso, necesitamos un firme compromiso ético, recuperar la ética, para derribar de su pedestal al ídolo del dinero y devolver a la persona al lugar que le corresponde, para poner primero que nada a las personas, a los pobres, sus derechos y necesidades. “La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común” («La alegría del Evangelio», 205)
Obras son amores y no buenas razones
A la persona creyente no se la reconoce por lo que dice (“¡Señor, Señor!”), sino por lo que hace (“cumplir la voluntad de Dios”): dar de comer al hambriento (Mt 25, 31ss)… desviarse de su camino para atender al malherido (Lc 10,25ss).
Cansados de hablar hasta “desgarrarnos los labios” … el cansancio nos tienta, cuando nada hemos hecho, sino hablar. Perderemos la voz, profetas mudos gesticulando al vacío… todo será posible. Sí, podremos cansarnos de hablar hasta “desgarrarnos los labios” … pero de comprometernos con los últimos y amar… ¿cuándo?
La importancia del compromiso en los sacramentos
El sacramento (…) exige compromiso. (…) Para los primeros cristianos de lengua latina, la palabra “sacramentum” significaba ya exactamente un compromiso (…) En la Iglesia primitiva, únicamente recibía el sacramento del bautismo (el rito) quien se comprometía al “sacramentum” del martirio. (…) Después, la palabra “sacramentum” comenzó a ser usada para el rito que expresaba esa actitud comprometida, como el rito del bautismo, del matrimonio, de la eucaristía. De esta forma, se percibe claramente que el sacramento significa la culminación de todo un proceso de conversión, de compromiso y de servicio a la causa renovadora y liberadora de Cristo. El rito, sin el compromiso que supone, encarna y expresa, es magia y mentira ante los hombres y ante Dios.
Leonardo Boff (Los Sacramentos de la Vida, 1977)